De acuerdo con Óscar Francisco Guzmán Zerecero, director del Instituto Municipal contra las Adicciones de Benito Juárez (IMCA), los adolescentes de Cancún se inician en el consumo de drogas como el cristal a la edad promedio de 13 años, ésto después de haber iniciado con la marihuana.
A partir de pláticas en escuelas secundarias y preparatorias, es como el IMCA se ha dado cuenta de que los jóvenes consumen drogas en una etapa más temprana de su vida, derivado de la violencia intrafamiliar y algunas otras situaciones.
“El problema realmente, no es la sustancia, el problema es la violencia, el problema está en casa, y mientras no recuperemos esos valores y sigamos dejando solos a los niños, vamos a tener una problemática en incremento (de consumo de drogas)”, subrayó el funcionario en entrevista.
Tras preguntarle sobre si la pandemia hizo que las adicciones en jóvenes y adolescentes aumentara, el funcionario explicó que no necesariamente, sino que reveló algo que se hacía, pero fuera del hogar.
“La pandemia descubrió casos que ya eran y no sabíamos; la persona que consumía fuera de casa, comenzó a consumir dentro, y nos encontramos con alguien que consumía dentro y generó más violencia intrafamiliar. Tienes dos casos, la potencialización y los casos que no sabíamos que existían y que la pandemia sacó a flote”, destacó.
IMPARTEN PLÁTICAS
Sobre qué hace la dependencia para contrarrestar el que los menores de Cancún inicien a más temprana edad en el consumo, el IMCA ha impartido más de 320 pláticas en escuelas para concientizar, sensibilizar y prevenir a la población adolescente sobre el uso de drogas. Dichas pláticas han ayudado a detectar a los jóvenes que necesitan apoyo emocional y psicológico.
“Estamos trabajando mucho con secundarias y preparatorias, pero vamos a empezar a trabajar con universidades. Hoy en día estamos trabajando con Cecytes, CBTIS, y vamos a iniciar con varias secundarias. Ahorita estamos atendiendo la 11, la 6 y la 31; va cambiando (el colegio al que se imparten pláticas); estamos con toda la fuerza trabajando en escuelas”, apuntó.
Óscar Francisco Guzmán Zerecero indicó que por cada plática que imparten en las escuelas, entre ocho y 10 alumnos levantan la mano para solicitar ayuda en el tema de las adicciones y de apoyo emocional.
“Los que levantan la mano es que ya lo reconocieron (que necesitan ayuda), no forzosamente estamos hablando que reconocieron el consumo de sustancias, (puede ser) un problema emocional que es de atenderse y por eso levantan la mano. El tema es que tenemos que hablar con sus tutores o ver de qué forma los tratamos aquí en la escuela, porque son menores de edad”, ahondó.
“Por cada plática en un salón normal de clases, estamos en promedio de ocho a 10 jóvenes que levantan la mano, y de ahí dependiendo el tema, hay veces que sí llegan todos, hay veces que no, porque el problema depende de los tutores (que no llevan a los jóvenes a las sesiones de apoyo),” agregó.
La falta de apoyo que necesitan los jóvenes no se da por parte del Instituto, sino porque los tutores aún tienen estigmatizado el tema de la ayuda psicológica, y al ser en su mayoría, ellos los violentadores, no se acercan por miedo a represalias.