La violencia en Cancún no cesa, tan es así que este martes 13 de diciembre ocurrieron tres balaceras prácticamente al mismo tiempo en tres puntos distintos del municipio de Benito Juárez. Mientras la gobernadora Mara Lezama representaba a Quintana Roo y a México ante El Vaticano, la alcaldesa Ana Paty Peralta dejaba muy mal parado al destino turístico de América Latina, pues no hay respuesta de su Policía para prevenir los delitos.
Una de estas balaceras ocurrió incluso al interior de un gimnasio en la exclusiva zona de Puerto Cancún. Pero los otros dos incidentes son igual de preocupantes. En uno de ellos le dispararon a un exguardavidas de la Cruz Roja y lesionaron a su madre, quien iba con él en su camioneta. Mientras que el tercer ataque ocurrió en un restaurante en la zona de Puerto Juárez.
Pese a que la presidenta municipal Ana Paty Peralta ha sido catalogada en algunos sondeos como una de las autoridades municipales con más baja aprobación, ocupando lugares como el 199 ó el 203 en un listado de 210, aspira a lograr la reelección gracias al respaldo del que gozan las figuras de la 4T como la propia gobernadora o el presidente de la república.
Y mientras el mandatario federal y la titular del Ejecutivo estatal tienen altos índices de respaldo ciudadano, e incluso a la gobernadora le fue encomendada la representación del gobierno federal ante El Vaticano, la presidenta municipal de Benito Juárez no rinde buenas cuentas.
Precisamente cuando se fue a buscar más oportunidades de negocio y atraer más visitantes a Cancún y los otros destinos de Quintana Roo, las noticias por las que destaca el sitio más importante de América Latina en materia turística es por la violencia que se manifiesta en sus calles.
Un ciudadano extranjero con presuntos antecedentes penales fue asesinado en el gimnasio de una exclusiva zona, pero también un exguardavidas en una transitada avenida. E incluso la madre del asesinado, una persona de la tercera edad, fue lesionada por impactos de arma de fuego.
Ana Paty Peralta tendrá que rendir cuentas a los ciudadanos de por qué su Policía no previene la violencia, pero también a las autoridades estatales federales que le han brindado la confianza y a las que no les ha respondido.